¿Qué harías si te encuentras unas lápidas funerarias en plena calle y nadie sabe cómo han llegado a parar ahí? ¿Y si limpiando el jardín de tu casa hallas 17 tumbas por caualidad?
Encontrarse una lápida o panteón en un lugar poco común no es habitual pero a menudo se dan casos misteriosos como los que os contamos.
Desconciertos lapidarios
El sitio adecuado dónde todos ubicamos las tumbas de nuestros difuntos es un cementerio. Los camposantos son el recinto construido, a propósito, con el fin de alojar las sepulturas de los fallecidos y en estos se dan varios tipos de monumentos funerarios: lápidas, nichos, panteones, columbarios, mausoleos, etc.
Y eso pasa en todo el mundo pero de vez en cuando, motivado por diversas circunstancias, se da el caso que vemos una lápida, un detalle en forma de corona de flores o placa, u otro elemento funerario en lugares que no son los destinados comúnmente a alojar a nuestros muertos.
La mayoría de las veces se trata de flores y recuerdos en sitios concretos, como carreteras o aeropuertos, dónde la persona fallecida tuvo el accidente mortal; placas conmemorativas del nacimiento o muerte de un personaje célebre en una casa o esquina o simplemente recuerdos de la efeméride o del óbito de una persona en el lugar donde pasó a la otra vida.
Las personas más adineradas o pudientes se construyen, a veces, sus propios panteones y llegan a enterrar a sus familiares en sus fincas particulares. Unas veces por celo personal y otra por la propia seguridad de la lápida.
¿La calle es de todos?
Lo que no es normal es que en medio de una vía pública aparezca de un día para otro una cruz con unas flores a modo de lápida. Eso ocurrió hace unas semanas en la capital de Ecuador, Quito.
Los vecinos de la Avenida Galo Plaza de la capital ecuatoriana encontraron una cruz lapidaria en el parterre de dicha calle, como por arte de magia, ya que no saben quién la ha puesto y además no se dado ningún accidente en la citada calle durante este tiempo que justifique dicha lápida.
En Ecuador cuando alguien fallece en un accidente de tráfico se pinta un corazón azul en dicha vía para recordar al difunto pero los vecinos no ven bien que se haya colocado la citada lápida en ese lugar. Afirman que si todo el mundo hiciera lo mismo la ciudad sería un cementerio en sí.
Sorpresa en el jardín
Pero no es el único caso que hemos conocido en los últimos días de sepulturas en lugares poco comunes.
En la ciudad de Elvis Presley, Memphis, un enfermero llamado Jason Blackburn estaba limpiando el jardín del patio trasero de su casa cuando de repente descubrió una lápida que estaba ubicada a 7 cm. de profundidad. Al final salieron 13.
El buen hombre se llevó un susto morrocotudo y la primera impresión fue suspirar para que no hubiera ningún resto humano dentro. Así fue, por suerte, y a continuación apuntó el nombre que figuraba en dicha sepultura y lo buscó en internet.
La búsqueda arrojó una valiosa información. Las lápidas pertenecían al antiguo Cementerio Nacional de Memphis, un recinto conmemorativo, gestionado por el Departamento de Asuntos Veteranos, que data de la Guerra Civil americana.
Su director afirmó que durante 4 meses de 1970, la fecha creíble de las inscripciones, se sustituyeron lápidas en este cementerio y estas, no se sabe cómo, terminaron en el jardín de Jason.
Un misterio digno de una novela de misterio o policiaca.
avid Saugar