El último fin de semana de Marzo unos desconocidos entraron en el Cementerio Municipal de la localidad madrileña de Brunete y causaron destrozos en lápidas y panteones.

Profanación de tumbas

No pudo empezar bien el mes de Abril para los habitantes de la tranquila localidad madrileña de Brunete, situada a 2 km. al oeste de la capital.

Un vecino del municipio, que el domingo por la mañana acudía al cementerio, avisó a la Policía Local acerca de lo que acababa de ver. Un grupo de desconocidos, que no debían ser amigos de lo ajeno ni guardaban mucho respeto por las creencias religiosas, se había dedicado a profanar el descanso eterno de los que pasaron a mejor vida en el Cementerio de Brunete.

La estampa era desoladora: lápidas destruidas, crucifijos y ornamentos como floreros o esculturas de vírgenes arrancadas, etc. En total han resultado dañadas por estos vándalos unas veinte sepulturas entre nichos y lápidas funerarias. Incluso hay revestimientos de mármol rotos.

Claro fin antirreligioso

Los intrusos debieron saltar la valla del recinto el domingo por la noche sin ser vistos y se dedicaron a profanar el camposanto con un claro fin: atacar todo lo que tuviera que ver con la religión católica, afirma la Policía Local de Brunete. Además, a la entrada del cementerio se encontró una pintada en la que se podía leer “PP hijo de puta”.

La consternación entre los vecinos era grande al enterarse de los destrozos en las tumbas de sus familiares.

Las autoridades policiales ya han elaborado un atestado y tomado nota para investigar quienes han podido ser los culpables de este acto vandálico e irrespetuoso. Por su parte, el Ayuntamiento condenó este ataque y el Grupo Popular Municipal presentará una moción de repulsa en el próximo Pleno para condenar los “tristes y lamentables hechos”.

El Cementerio de Brunete fue testigo de uno de los más severos enfrentamientos en la guerra civil española. A lo largo de la batalla de Brunete el muro del camposanto sirvió de parapetos a las tropas del General Lister frente a las embestidas de los nacionales.

El aguante tuvo su final un 25 de Julio de 1937, dando por finalizada una de las batallas míticas de la triste contienda.

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